Participación del #SeminarioTF en #2EHD

Para el Segundo Encuentro de Humanistas Digitales el Seminario ha propuesto un panel y un cartel. Aquí compartimos las propuestas:

Panel

Tema

Las tecnologías de la información en el contenido intelectual de las humanidades y sus posibilidades de experimentación.

Resumen

El Seminario Tecnologías filosóficas. Genealogía de las relaciones entre la tecnología y la filosofía es un proyecto de investigación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que tiene como sentido último realizar una genealogía de gran alcance sobre la relación entre pensamiento y tecnología. En otro sentido se puede afirmar que el proyecto busca conceptualizar las alteraciones que las condiciones tecnológicas actuales han forzado en el ejercicio del pensamiento; alteraciones en la producción, difusión y uso del pensamiento y del saber. Para realizar ese proyecto, los miembros del seminario llevamos a cabo el rastreo de textos sobre cuestiones relacionadas con la genealogía principal, lecturas de los textos y sesiones de discusión y debate de los mismos. Además, de planear aplicaciones y apps que buscan articular la tecnología y la filosofía. En relación con esa tarea no es posible dejar de lado una disciplina que se presenta como la articulación histórica entre tecnología digital y las herencia humanística.

Nos interesa pensar filosóficamente las Humanidades Digitales. Con base en este interés el panel propuesto buscaría presentar algunas de las reflexiones surgidas a partir de un conjunto de lecturas y discusiones sobre la cuestión de la tecnologías llevadas a cabo en el marco del seminario Tecnologías Filosóficas. Los planteamientos que se presentan en el panel son el resultado de estas lecturas -y de las discusiones a que han dado lugar- que han sido utilizadas para pensar el ejercicio de las humanidades, la política, la corporalidad en el contexto de la tecnología, y más específicamente de la tecnología digital.

    Los miembros del seminario pensamos que es adecuado para una disciplina que discuta lo que presupone en sus prácticas y discursos. De allí que el panel se presenta como un medio para pensar algunas de las prácticas y poner a discusión algunos de los discursos que suponen las Humanidades digitales en el estado actual de su desarrollo. Nos proponemos utilizar conceptos y herramientas filosóficas para elaborar un debate sobre los discursos que actualmente postulan la relación de las humanidades con sus condiciones tecnológicas de producción -hoy día, las digitales.

Para plantear este debate consideramos que es necesario hacer uso de otras tradiciones, no necesariamente vinculadas a las Humanidades digitales, donde se haya problematizado de cierta manera esa relación o se haya pensado con cierta prudencia. Es cierto que problemas como la temporalidad en relación con la tecnología, las modificaciones políticas vinculadas a una tecnología nueva, las alteración de las instituciones y de las relaciones que las tecnologías traen aparejadas, el tipo de saber que cada tecnología posibilita y otros problemas, ya han sido puestos en cuestión por pensadores como Walter Benjamin, Martin Heidegger, Gilbert Simondon, Lewis Mumford, André Leroi-Gourhan, entre otros. Ellos y otros muchos ya han construido terminología y conceptos que pensamos adecuados para pensar las prácticas y discursos de las humanidades digitales.

Nuestras participaciones buscarían confrontar esos discursos y esas tradiciones de pensadores de la tecnología y sus efectos con los discursos, las prácticas y los procedimientos que se han producido dentro de las humanidades digitales.

Propuestas

Ethel Z. Rueda Hernández

El texto y los medios digitales

Existe una amplia gama de discusiones respecto a lo que implica la aparición de los llamados textos digitales y sus vínculos con los no digitales. Aquí me interesa hablar de uno de los planteamientos que parecen subyacer a gran parte de las discusiones en torno a dicho tema: el supuesto de que hay un problema que radica en el medio en que se presenta un texto. El medio, se dice, constituye una mediación determinante de la experiencia de lectura. El medio aparece en ese planteamiento como una determinación profundamente relevante que superaría otros rasgos definitorios de un texto, como su contexto histórico o la tradición en la que se inserta. Sería entonces una experiencia radicalmente distinta leer Los miserables en un libro de papel o en versión digital. Tendríamos dos tipos de experiencias de lectura.

En efecto es lo que parece sostener José Manuel Lucía cuando escribe: “podemos apreciar la relatividad de los medios de transmisión del saber, medios que, por su propia naturaleza, limitan o amplían las informaciones o conocimientos que transmiten, divulgan o archivan”. Si nos detenemos un momento a considerar dicho problema, ello supondría que los medios digitales alteran aquello que presentan. Quisiera detenerme aquí para señalar dos puntos problemáticos de esta interpretación. El primero, cuando hablamos de medios, de mediación ¿qué implica dicha mediación, cómo funciona, entre qué media?, ¿en qué sentido usamos la palabra “medios” cuando hablamos de medios digitales? El segundo punto, que intentaré relacionar con el primero, es que dicha designación de “medios” podría estar apuntando a una concepción bipartita del quehacer humanista, donde por un lado tendríamos la forma (el medio) y por otro el contenido.

Yo apuntaría la necesidad de analizar dicho planteamiento, pues sospecho que presupone una cierta concepción naturalizante de la experiencia de lectura, donde habría algo así como el texto en bruto, que después tendría que pasar por las determinaciones del medio en que se presenta, pero que es, hasta cierto punto, independiente de ellas. Sostengo que esto es así porque de hecho las HD han conservado una cierta concepción archivista de lo escrito, donde el texto es indubitablemente vehículo de saber, de información, de conocimiento. Y por lo tanto debe ser transmitido, divulgado, archivado. Lo que parece desprenderse del uso de los “medios digitales” por las humanidades es una conceptualización ingenua de lo que es un texto: un receptáculo de saber que ha de ser custodiado y administrado por los humanistas.

Tal vez en este punto sea interesante volver a abordar el problema de la mediación para resignificar la relación que plantea. Tal vez si resignificamos la relación sea posible plantear un tipo de texto que resista a esa concepción ingenua de receptáculo del saber y nos interpele problematicamente, nos incite a acercarnos al texto como un interlocutor más, no como un repositorio, como algo vivo a partir de lo cual ninguna experiencia de lectura pueda ser naturalizada, cristalizada.

Sandra Leticia Reyes Alvarez

Tecnología y Humanidades: entre innovación y decadencia

Más allá de colocarnos en una posición tecnófila o tecnófoba, considero importante, para la constitución de un pensamiento en torno a las tecnologías de la información y su relación con las humanidades, evitar pensar y usar dichas tecnologías desde una perspectiva unilateral que se caracteriza por un exacerbado optimismo o pesimismo –según sea el caso– respecto a sus usos y efectos. Quisiera dar cuenta de algunos aspectos que parecen relacionarse –casi inevitablemente– con la tecnología y sin embargo no se pone mucha atención en ellos, no se cuestionan o son tratados muy mediáticamente, lo cual podría generar perspectivas y usos limitados e incluso efectos negativos y contrarios a los propósitos con que planeamos emplearlos. En el caso concreto de algunos textos de humanistas digitales (HD), como el “Digital Humanities Companion” donde se afirma:

Many more people became familiar with the idea of technology in the humanities, but in a more limited sense of putting material onto the Web.

          En la cita anterior, podemos intuir esta unilateralidad con que se habla de la tecnología en su relación con las humanidades que no sólo estaría manifestándose en el discurso que constituye las HD, sino que produce una caracterización que tiene sus efectos más allá de dicho discurso, es decir, en las prácticas de las HD.

Si bien, como lo comento al inicio, no podemos radicalizar positiva y/o negativamente nuestra posición respecto a la tecnología en su relación con las humanidades, es necesario ampliar la concepción de la misma, ya que ni concibiéndola como posibilitadora de un progreso, ni como causa de determinada decadencia social, cultural, etcétera, la pensamos adecuadamente en su relación con las humanidades. Por el contrario, la sujetamos e incluso subordinamos a las humanidades o bien, la idealizamos sin reconocer lo que ella podría estar generando a las humanidades en su discurso y en su práctica.

Por ello considero que es necesario pensar continuamente sobre las relaciones que los HD han establecido entre la tecnología y las humanidades, así como los vínculos que cada una produjo antes de la intersección: tecnología-humanidades, y quizá –aunque sería un poco apresurado decirlo– lo que tales relaciones pueden llegar a producir.

Luis Agustín Sánchez Arreola

El autor en la era digital: de propietario a responsable

Hubo un tiempo, afirma Foucault, en que no se planteaba la cuestión del autor al considerar textos “literarios”.  No había problema con el anonimato.  En los siglos XVII y XVIII los discursos científicos se escapan a esta cuestión de autor porque los respalda una veracidad. El texto científico se distingue en los tiempos modernos de los llamados literarios en este sentido. Podemos tomar un libro de matemáticas y aprendernos los teoremas sin necesidad de saber quién es el responsable de tal o cual teorema.  La verdad, o más bien dicho, una explicación lógica de éste, lo respalda.  No hace falta nombrar un autor, si acaso solamente para denominar al teorema. No nos importa quien es Pitágoras para reconocer que el teorema de Pitágoras es cierto. Pero para la institución moderna que llamamos literatura, sin embargo, siempre es necesario el autor. El decir que cierto cuento, cierta novela, cierto poema le pertenece a tal autor ya significa algo.

El nombre del autor, según Foucault, “ejerce un cierto papel con relación al discurso: asegura una función clasificadora; tal nombre permite reagrupar un cierto número de textos, delimitarlos, excluir algunos, oponerlos a otros.”  Al decir que algo fue escrito por un autor, digamos Foucault, no solamente estamos dando un dato, afirmando un hecho, la separamos del resto de las palabras y le damos cierta importancia dentro de un discurso.

Otra función del autor es la de actuar como una “característica del modo de existencia, de circulación y de funcionamiento de ciertos discursos en el interior de una sociedad.” A finales del siglo XVIII y principios del XIX, afirma Foucault, se decretan reglas escritas sobre el derecho de autor, las relaciones autor-editor, y sobre los derechos de reproducción. Es aquí donde esta función de autor pasa de una categoría unificante a una posición de propietario sobre el texto. Antes de esto el autor no era dueño de la obra, era responsable. Era responsable porque el acto de escribir implicaba una transgresión, poner algo ahí afuera por lo cual habría que dar la cara aún después de muerto. Al escribir algo, uno es responsable por las implicaciones. La relación con el texto y el autor era una relación ética y no de propiedad.

Con la reproducción digital este cambio que se dio a finales del siglo XVIII parece entrar en un nuevo conflicto. La reproducción digital hace de los derechos de productor una cuestión muy complicada. La pertenencia del texto que era un acuerdo entre autor y editor entra en conflicto y puede llegar a eliminarse. Como ejemplo está el bloguero que ya no necesita de un editor.  Así existe la posibilidad de que el autor recupere el estatus de responsable. El autor en la era de la reproductividad digital abandona la propiedad, tiene que abandonarla. El autor expulsa algo al ciberespacio y espera a que tenga efecto.  En la era digital la categoría de autor recupera su función ética.

José Francisco Barrón Tovar

La lectura de las máquinas

Dejando de lado, por ahora al menos, el problema de las genealogías humanística y tecnológica de las humanidades digitales (HD), tomemos para discutirlas una de las prácticas  que se defienden como más específicas de una modificación tecnológica de la práctica, producción y transmisión del saber humanístico: la lectura digital. Esa práctica marcaría su continuidad dentro de una herencia humanística y, a la vez, constituiría su ruptura digital. Es decir, las instituiría como disciplina. Lo que la vuelve problemática.

    El problema que la presentación quisiera abordar sería si el concepto lectura -con toda su genealogía teológica, estética, antropocéntrica, cultural, política e institucional- se puede aplicar a lo que hacen el día de hoy las máquinas digitales. En otro sentido: ¿en qué sentido se usa el término lectura para lo que las máquinas realizan en la práctica de las Humanidades digitales? En último sentido, el planteamiento de esa cuestión tiene como efectos preguntar de nuevo, por un lado, qué es leer y, por otro, cuestionar si lo que hacen las máquinas no sería otra cosa que leer, otra cosa para la que no tenemos propiamente nombre.

La cuestión es que la lectura digital estaría en las humanidades digitales sobredeterminada por otras cuestiones que conformarían su constelación problemática. Por un lado se encuentran los problemas políticos de conformación de las HD como una disciplina del saber: ganar espacio, institucionalizarse, conformar un discurso legitimado como valioso, generar un lazo autentificado con tradiciones y herencias; en pocas palabras, generar mecanismos de verdad de su saber. Por otro lado, se halla la cuestión -unida sin remedio a la anterior- de producción de un discurso adecuado a su práctica. Y es ostensible en esa producción de discurso un uso de metáforas para hablar de lo que hacen con las máquinas en sus métodos y técnicas de trabajo -llamar reader a un dispositivo electrónico muestra algo de la cuestión.

De allí que sea conveniente preguntar llanamente: ¿podríamos dejar de llamar lectura a lo que se hace con las máquinas en las HD? ¿Qué implicaciones tiene ello? El dato, la distant reading, el procesamiento de gran cantidad de información (big data), los programas de reconocimiento óptico de caracteres, las bases de datos, los traductores, el análisis de visualizaciones de grafos o las nubes de etiquetas, ¿pertenecen a la historia de la lectura?, ¿a la de la escritura? Se usan a veces términos que no vienen de una tradición humanística para hablar de lo que hacen las máquinas en las HD. Se usan términos como evaluación, deducción, procesamiento, desciframiento, relacionar. Y la pregunta seguiría: ¿para qué usar aún el concepto leer?

Quizás sería más conveniente intentar de otra manera, por otro camino que no trate de defender cierta herencia humanística. Lo interesante de las HD es que antes de teorías o discurso son prácticas y desarrollos. Las HD se hallan constituidas por un conjunto de experimentos. ¿Y si sólo se describiera lo que se hace en esos experimentos?

Ana María Guzmán Olmos

Narrando las humanidades digitales

¿Cuál es el tiempo de la tecnología? Esta pregunta intenta invocar el debate por la manera en que se producen los cambios tecnológicos y con ello la narrativa que les corresponde, es decir, las formas de descripción de dichos cambios. En esta presentación me interesa discutir la relevancia de pensar el tiempo en el que se narra el desarrollo de la tecnología en las recientes historias de las humanidades digitales.

Algunos teóricos de la tecnología ya han cuestionado la manera en que se describe la modificación tecnológica. Así encontramos el análisis de los objetos técnicos elaborado por Gilbert Simondon en El modo de existencia de los objetos técnicos, donde se busca la particularidad de la modificación tecnológica: “El ser técnico evoluciona por convergencia y adaptación a sí mismo; se unifica interiormente según un principio de resonancia interna”. Estos cuestionamientos van de la mano con la crítica a la linealidad del tiempo y el progreso como ideal de la sucesión de inventos tecnológicos. En el fondo se encuentra la pregunta: ¿cómo plantear una genealogía  que permita narrar en términos diferentes una historia de la tecnología?

Unlike many other interdisciplinary experiments, humanities computing has a very well-known beginning. In 1949, an Italian Jesuit priest, Father Roberto Busa, began what even to this day is a monumental task: to make an index verborum of all the words in the works of St Thomas Aquinas and related authors, totaling some 11 million words of medieval Latin.

La afirmación de Susan Hockey, a través de la cual se busca establecer un origen específico de un campo de conocimiento, en este sentido, me parece relevante plantear esta cuestión en el contexto de las humanidades digitales. ¿Está esa historia ligada a la narrativa tecnológica?, ¿a qué formas de narrativa tecnológica podría corresponder la historia de las humanidades digitales?

Afirmo que la narrativa a la que corresponde la historia de las humanidades digitales, aquella con la cual se busca historizar su campo y sus prácticas, forma parte de una manera específica de contar la historia de la tecnología y que ha sido caracterizada por algunos filósofos a través de la figura de la linealidad. Al respecto me parece que habría que plantear algunas preguntas: ¿es la misma o de qué manera se atraviesan estas narrativas?, ¿qué es lo que permite decir que las humanidades se mueven de la misma manera que la tecnología?, ¿cambian al mismo tiempo?. Lo que me interesa señalar es que parece necesario cuestionar la manera en que se narran los cambios de la tecnología para poder cuestionar también la forma en que se narran las humanidades digitales.

Cartel

El cartel busca mostrar al Seminario de Tecnologías Filosóficas (http://stf.filos.unam.mx/) como un proyecto cuyo trabajo se enfoca en problematizar los discursos y las prácticas que tienen como objetivo las relaciones entre el pensamiento y la tecnología. Con el cartel se busca mostrar que es necesario elaborar un debate sobre los fundamentos en los que se erige la relación de las humanidades -la filosofía- con sus condiciones tecnológicas de producción -hoy día, las digitales.

I. ¿Se ha modificado el ejercicio del pensamiento a partir de las actuales condiciones tecnológicas?

Con el uso de la tecnología digital en el campo de las humanidades se han creado una serie de debates, y con ellos aparece poco a poco un discurso, cuyo centro de discusión gira entorno a la manera en que los medios digitales influyen en la práctica, producción y transmisión del saber humanístico. Según tal discurso, que historiza la producción del saber a partir de las herramientas de su producción y transmisión, la digitalización del pensamiento abre la posibilidad de una resignificación de los sujetos, objetos, instituciones y prácticas vinculadas tradicionalmente a las humanidades. En tales discursos se ha afirmado ya que la práctica de la lectura, las instituciones, los formas de los académicos, los problemas prácticos y teóricos, las formas de evaluación, la manera de la conformación de la cultura, que constituían a las humanidades tradicionales han sido apropiados y reproducidos el día de hoy por las tecnologías digitales.

Siguiendo esos discursos, Katherine Hayles afirma:

I wanted to see how engagements with digital media are changing the inclusion of programming code as a necessary linguistic practice, and the increasing number of large web projects in nearly every humanities discipline. This much I knew, but I was after something deeper and more elusive: how engagements with digital technologies are affecting the presuppositions and the assumptions of humanities scholars, including their visions of themselves as professional practitioners, their relations to the field, and their hopes and fears for the future. (Hayles, 2012)

Hayles propone una alteración del ejercicio del pensamiento humanístico a partir del uso de código de programación en la formulación de proyectos e hipótesis. Como Hayles, hay una serie de teorías sobre la forma en que la tecnología digital afecta, no sólo la composición de una disciplina, sino la estructura y forma del pensamiento.

Otro ejemplo de esos discursos que sostienen la modificación de las prácticas e instituciones de las humanidades son las afirmaciones de Jose Manuel Lucia:

Un cambio mucho más trascendental, más incisivo y penetrante que el que se produjo con la difusión de la tecnología de la imprenta, que, recordemos una vez más, no es una nueva tecnología de la codificación del saber (como sí lo es la escritura frente a la oralidad), sino una nueva tecnología industrial que permitió multiplicar el número de códices disponibles, el medio para difundir los textos; medio que, en gran parte, no llegó a modificar ninguno de los modelos textuales ensayados durante la Edad Media. (Lucía Megías, 2012)

Sin embargo, los miembros del Seminario Tecnologías filosóficas pensamos que para afirmar convenientemente esos discursos histórico-tecnológicos que señalan la alteración de la práctica, producción y transmisión de las Humanidades es necesario hacer una genealogía de las relaciones entre la tecnología y las formas de producir saber humanístico. Pensamos que esto debe llevarse a cabo en específico en relación con esa práctica que siempre ha encontrado un espacio incómodo entre las humanidades: el pensamiento filosófico.

El historiador de los media Jussi Parikka ya señala que “Media change forces us to think about not only the future, but the past too, in fresh ways” (Parikka, 2012); y creemos algo análogo, sólo que a nosotros nos parece imprescindible hacer una genealogía de los vínculos entre la tecnología y el pensar. En este sentido tratamos de hacer uso de otras tradiciones, no necesariamente vinculadas a las Humanidades digitales, donde se ha ya problematizado de cierta manera esa relación o se ha pensado con cierta prudencia. Pensadores como Walter Benjamin, Martin Heidegger, Gilbert Simondon, Lewis Mumford, André Leroi-Gourhan, entre otros, ya han puesto en cuestión muchos de los temas que han reaparecido en los discursos contemporáneos y han construido terminología y conceptos, que pensamos adecuados, para pensar las humanidades en su ejercicio tecnológico -y hoy, digital. Así, problemas políticos, antropológicos, sociales, históricos, estéticos, etcétera, han aparecido en esos autores. Dejarlos de lado al practicar actualmente las humanidades parecería injusto. De allí que quisieramos confrontar esos discursos y esas tradiciones articuladas en el problema del ejercicio del pensamiento filosófico en las actuales condiciones tecnológicas.

II. ¿Qué se hace en el Seminario de Tecnologías filosóficas?

Se trata de un seminario de investigación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, conformado por un grupo de filósofos interesados en problematizar las relaciones entre tecnología y pensamiento. El grupo del seminario se reúne en sesiones de debate en las que se busca construir un discurso usando diferentes lecturas -de filósofos, antropólogos, movimientos políticos, feministas, etcétera- que de cierta manera ya han problematizado esa relación. Este discurso busca poder describir y conceptualizar la alteración que históricamente ha producido la tecnología en la práctica, producción y transmisión del saber humanístico, y más en específico en el pensar filosófico.

IV. Objetivos

  • Generar un grupo de investigación filosófica sobre los efectos que la tecnología tiene sobre el ejercicio del pensamiento.

  • Producir prácticas de documentación del trabajo y la discusión en un blog colectivo usando herramientas digitales.

  • Rastreo de proyectos digitales desarrollados para o por filósofos.

  • Producir un proyecto de humanidades digitales y una app cuya conceptualización y aplicación sea filosófico.

Es decir, tratamos, en un sentido amplio, de articular el ejercicio tradicional del pensamiento filosófico con formas de trabajo, metodologías y herramientas digitales.

Bibliografía

  • N. Katherine Hayles, How we think, digital media and contemporary technogenesis, 2012.
  • Parikka, Jussi, What is Media Archaeology?, 2012.
  • Lucía Megías, José Manuel, Elogio del texto digital, Madrid, Fórcola ediciones, 2012.
  • Benjamin, Walter. El autor como productor. Trad. de Bolívar Echeverría. México, Itaca, 2004.
  • La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Trad. de Andreas E. Weikert. México, Ítaca, 2004.
  • Heidegger, Martin. “La pregunta por la técnica” en Espacios, Puebla, 1982
  • Mumford, Lewis. Técnica y civilización. Madrid: Alianza, 2006. Trad. de Constantino Aznar de Acevedo.
    • Arte y técnica. Buenos Aires: Nueva Visión, 1958. Trad. de Luis Fabricant.
  • Simondon, Gilbert. Du mode d’existence des objets techniques, París, Aubier, 1989.
  • Tiqqun. “L’Hypothèse cybernétique”, in Tiqqun No. 2. Organe de liaison au sein du parti imaginaire, Paris, 1999.
  • Vernant, Jean-Pierre. Mito y pensamiento en la Grecia antigua. Ariel, Barcelona, 1983

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Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

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2 Responses

  1. 22/05/2014

    […] de tarde el 2º Encuentro de Humanidades Digitales en Ciudad de México, los integrantes del Seminario de Tecnologías Filosóficas han puesto su nombre y su obra sobre la […]

  2. 23/05/2014

    […] el Segundo Encuentro de Humanistas Digitales el #SeminarioTF participó con dos mesas. En las charlas se nombró varias veces a Walter Benjamin. Es innegable que la obra de este […]

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