Esta entrada la tenía pendiente desde hace un tiempo, pero se concretó entre una serie de comentarios y pequeñas discusiones en Twitter, las cuales señalaban lo que a continuación presento. Se trata de algunos apuntes y una lectura del libro“Literatura y tecnología” de Wylie Sypher.
Lo natural y lo artificial, physis y nomos; una constante de la cual me he percatado en distintos momentos, sobre todo cuando se habla de la filosofía y una posible relación con la tecnología. Aquella distinción, incluso dicotomía casi irreconciliable entre lo que sería una vía natural y otra artificial. La única coincidencia que se hallaría en esta división tiene que ver -y esto es importante- con la experiencia, lo que está en juego entonces es una experiencia, ya sea vista desde su formación o en sus efectos.
En el caso de la vía natural, por lo general el discurso común está permeado de un carácter auténtico, en contraste con la vía artificial, que no sería auténtica, incluso se trata casi de una mentira, de un engaño. No quisiera atribuir esto a la filosofía de Platón ni a una o varias tradiciones que le precedieron -al menos a la versión que de ellas tenemos- sin embargo, parece que sí hay aspectos que evidenciarían estas distinciones.
Lo curioso es que, según la historia de la filosofía -al menos la occidental- la filosofía surge en eso que ha sido llamado “el paso del mito al logos” sin afán de malinterpretar este desplazamiento, parece que la idea que subyace es que se trata de investigar, de la adquisición de conocimiento por una vía que ya no es divina, o no lo es al menos en un sentido pasivo de sólo ser receptor de cierto saber.
En ese sentido, quizás una posible interpretación de esto sería que la filosofía se pretendía con un afán científico, al menos considerando que requería un método -no necesariamente el llamado científico, el cual podríamos cuestionar bastante- es decir, un camino en el cual nuestra investigación fuera arrojando resultados, sobre lo que investigamos.
La filosofía, sobre todo en la antigüedad tuvo un carácter vital, comprendía muchas esferas de la vida del hombre – o al menos esa sería la pretensión de los llamados filósofos. En ese sentido el conocimiento tenía una finalidad práctica, sin embargo la investigación -teórica- era un primer paso, en tanto que la práctica sin el saber -teórico- parecería una automatización de la actividad -cualquiera que esta fuera. Esto nos lleva una gran distinción que Platón hace, y que bien podemos relacionar con la tecnología actual.
Se trata de el saber y el hacer. Habría quienes saben y no hacen, mientras otro hacen y no saben. En un texto de Jean Pierre Vernant sobre “Mito y pensamiento en la Grecia antigua” habla de la ausencia de un pensamiento tecnológico/técnico entre los griegos, y un aspecto importante para lo que trato de desarrollar es la distinción entre el usuario y el artesano. En última instancia el usuario (que podría ser el sabio) es quien confiere la finalidad de un objeto-práctica, en tanto el artesano sólo se limita a producir dicho objeto-práctica.
El problema, o si se quiere la dificultad que afrontamos es que dada la expansión del conocimiento, se presentó ese fenómeno -que hoy día es muy criticado, a favor o en contra- de la especialización del conocimiento. Y precisamente en ello se encierra esa idea de una inautenticidad, no sólo del saber, incluso de la vida misma, sobre pensando la extensa tradición occidental europea.
La filosofía, por otro lado, ante ese fenómeno, y dada el amplio desarrollo que la ciencia tuvo, sobre todo a partir de lo que se ha llamado “el giro copernicano” tuvo por un lado, una tendencia hacia la cientifización y por otro, a modo de resistencia, hacia la literatura, el arte. Lo interesante, es que, la misma literatura y arte tuvieron ese mismo desplazamiento, pues los métodos empleados por ellas, llegaron a parecerse mucho a los de las llamadas ciencias duras.
Esto generó en algunos un rechazo considerable, partiendo de una distinción entre el arte y la ciencia, concibiendo al primero como aquello que ofrecía una experiencia más vital -y en ese sentido auténtica- y la otra una experiencia estéril, esquemática y cerrada, abierta únicamente para aquel que tuviera esos mismos rasgos.
Sin embargo, habría también el caso contrario, donde esa vitalidad como se caracteriza la experiencia artística le resta valor en tanto tiende hacia una religiosidad, hacia un misticismo. Esta crítica defendería, por el contrario, la experiencia de la ciencia pues ella sí es seria, sí se ocupa de la realidad y provee al hombre de herramientas para su existencia en el mundo.
Considerando estos aspectos que están expresados tanto en discursos como prácticas parece importante atender cada uno pues la filosofía -y las humanidades en general- se halla en ambos polos, y quizá las tendencias que ha tenido le han conferido un carácter específico que se heredó -ya sea que se reconozca o no- y que aún hace eco en las prácticas -al menos académicas- filosóficas actuales.
Sería importante poner atención y discutir esto, sobre todo, porque de haber una relación entre filosofía y tecnología, dado que la segunda se ha vinculado más comúnmente con la ciencia -una concepción de ciencia bastante positivista, por cierto- hace suponer a muchos deducciones precipitadas sobre los posibles efectos que tendría la comunidad filosófica, y la filosofía misma, si hacemos patente esta relación en esos términos. No quisiera que esto tenga un tono alarmista, pero considero importante pensar al respecto ya que hay muchos miedos que se ocultan detrás de esos juicios precipitados.
En última instancia, esta problemática -la cual es bastante compleja y se desplaza en diversas direcciones, sentidos, etc.- podría tener de fondo esa pregunta que el filósofo -sobre todo el estudiante de una licenciatura en filosofía- se hace continuamente y que pocas ocasiones puede definir sintácticamente, pues incluso una pequeña comprensión al respecto estaría jugando entre physis y nomos, entre ciencia y arte.
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Pregunta: ¿cuál sería el problema que articularía esos desplazamientos que señalas? ¿O habría muchos problemas articulando los desplazamientos?
Yo vería dos problemas: el primero sería la autenticidad o no de la experiencia y el segundo la forma y el contenido, en tanto se conciben independientes entre sí, y en ese sentido en ocasiones se valoran o se pone mayor énfasis a los contenidos -como si la forma en que se nos hacen llegar no implicaran algo a los mismos- o bien, en la forma dejando de lado los contenidos. Pensando sobre todo en los ejemplos de ciencia y arte.
Sobre eso de la forma/contenido: ¿qué autor estás usando?