La tecnología en las condiciones adversas a la acción. Hannah Arendt

Arendt plantea la tecnología como “automatización” o “máquina” y en relación con su tarea de “pensar en lo que hacemos”. Se trata de un estudio de la condición humana -”la condición humana consiste en que el hombre sea un ser condicionado para el que todo, dado o hecho por él, se convierte en una condición de su posterior existencia” (173)- en su despliegue moderno -natalidad, mortalidad, Tierra, pluralidad… Para llevarlo a cabo en el libro La condición humana emprende una genealogía de las prácticas modernas: labor, trabajo y acción. La labor es el ámbito de toda práctica determinada por la supervivencia corporal. El trabajo se trata de las prácticas de construcción de un mundo de cosas en el que perdura lo humano. La acción se puede concebir como el ejercicio de la vida política: prácticas nuevas, singulares y azarosas que producen relaciones entre los hombres -natalidad. El cometido de este estudio de lo que hacemos los humanos es determinar las condiciones modernas del ejercicio de una acción. Es conocida la conclusión de Arendt al respecto: las condiciones modernas dificultan o imposibilitan la acción, las condiciones modernas son adversas a la acción. Crisis del espacio político.
En relación con esta genealogía y con su resultado es que Arendt tematiza la tecnología; en relación con una “rebelión contra la existencia humana”. En este sentido, la tecnología moderna expresa esas condiciones de empobrecimiento práctico (división vida activa/vida contemplativa). Arendt señala un “deseo de escapar de la condición humana” como efecto de las condiciones adversas para el ejercicio de la acción. Los fenómenos de la separación entre pensar (hablar-lenguaje) y conocer científico y el deseo de liberarse de la “fatiga” y del “trabajo” (confusión de la labor con el trabajo en la vida moderna) señalan esa incapacidad de llevar a cabo una acción. Esto es ostensible, por ejemplo, en su análisis del concepto moderno de vida. Arendt lo trabaja en relación con la dicotomía griega zoe/bios. La “vida digna de ser vivida”, vida consagrada a la acción, ha desaparecido o quedado reducida, en la época moderna, a la pura reproducción biológica, a las necesidades y al criterio del placer o del dolor individual. Esto lo toma casi literalmente del Marx de los Manuscritos económico-filosóficos, donde el hombre moderno, el proletariado, se experimenta a sí mismo como libre y activo sólo en sus funciones animales -comer, beber y procrear, o cuando mucho en su vivienda y el adorno personal. Arendt le llama a eso: “concentración de la vida del cuerpo”, “pérdida de la experiencia humana” o “desnuda necesidad de mantenerse vivo” –con todas las referencias a los campos de exterminio nazi y sus técnicas de deshumanización, pero también a las técnicas de alienación del mundo. Así, el concepto de vida queda ambiguo entre la práctica política y el empobrecimiento práctico.

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Para Arendt, que entre los filósofos antiguos se conciba un conocer -contemplación- como superior y alejado del hacer es el comienzo de una época del hacer inútil. En la página 351 escribe: “Es un hecho histórico que la moderna tecnología no se origina en la evolución, de esos utensilios que el hombre había diseñado con el doble propósito de facilitar sus labores y crear el artificio humano, sino exclusivamente en una búsqueda no práctica de conocimiento inútil.”
Más específicamente Arendt se refiere a la tecnología en la sección sobre el trabajo y en relación con la idea moderna de la emancipación, de la tecnología como instrumento o medio de emancipación. Esto en relación con las pretensiones modernas del desarrollo pleno de las capacidades humanas en ciertas prácticas como el arte o la revolución. En relación con el trabajo Arendt distingue útil de herramienta. El primero se guían por el movimiento de la mano, la segunda rige el trabajo del hombre. Y en relación con esta distinción Arendt hace una historia de “las verdaderas implicaciones de la tecnología” en el mundo moderno como “historia del maquinismo”. La historia se encuentra dividida en tres etapas: 1) grandes máquinas-herramienta-máquina de vapor-imitación de procesos naturales-empleo de fuerzas para objetivos humanos; 2) electricidad-desnaturalización de la naturaleza para los fines propios-desencadenamiento de procesos; y 3) automatización-manejo de fuerzas del universo en la vida cotidiana-automatismo como mantenimiento del proceso de cambio de la mundaneidad-destrucción del mundo natural y sustitución por “mundo de las máquinas” (176-177). Se trataría, en esta última etapa, del resultado de la incapacidad de ejercitamiento de la acción, puesto que por un lado esta automatización es efecto del saber científico inútil prácticamente en términos de acción y, por otro, de la confusión entre labor y trabajo, de la producción de un mundo autónomo. De allí que Arendt trate de discutir la modificación de las condición humana que permite lo que llama automatismo: una condición “autofabricada”, unas “condiciones hechas por el hombre”.

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La perspectiva que Arendt impone al estudio de la tecnología implica historicamente el aumento de las fuerzas tecnológicas de destrucción de las condiciones de la vida, como la bomba atómica -de allí que todo intento de acción en las condiciones modernas se convierta en una parodia destructiva. En cierto sentido la reproducción de la vida se vuelve cuestión política para Arendt. Lo interesante es que la tecnología, en la modernidad, permite modificar la condición humana.


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Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

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1 Response

  1. 28/02/2014

    […] discutió la distinción que hace Arendt de las prácticas y de su cometido con esa […]

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