Apuntes sobre las noticias falsas

Ana María Guzmán Olmos

José Francisco Barrón Tovar

¿Cuál es la relación entre lo falso y la política en un espacio de sensibilidad? ¿Cómo se articulan los criterios de verdad y falsedad en las redes sociales? ¿Cuáles son las funciones de la falsedad en un espacio digital? ¿Quién puede creer en una noticia falsa? ¿Cuál es el sujeto propio de la noticia falsa? Las Fake news fueron el centro de atención de los medios de comunicación durante las elecciones presidenciales en U.S.A. Es un hecho que este tipo de noticias tienen efectos políticos. Nos interesa valorarlas en relación a esos efectos. Este texto constituye una primera serie de apuntes en torno a las fake news, sus discursos, funcionamiento, público y efectos.

Al comienzo de este año las fake newshicieron su aparición en el contexto mexicano. El aumento en el precio de la gasolina y las consecuentes manifestaciones dieron lugar a uno de sus escenarios de emergencia. El día 3 de enero de 2017 comenzaron a circular en las redes sociales posts en los que se hablaba de una serie de saqueos y disturbios provocados durante las manifestaciones. La información se difundió en forma de tuits, posts de facebook y links a páginas inexistentes. La preocupación generalizada tomó la forma de retuits, comentarios y acciones antes los hechos que se narraban en las notas. Los efectos concretos de estas noticias nos hacen preguntarnos:

  • ¿Qué hace que funcionen como noticias?
  • ¿Qué papel juegan dentro del discurso que se produce on-line?
  • ¿Cuál es el mecanismo con el que operan estas noticias?

Hay dos niveles en los cuales podemos articular la problemática. En primer lugar se trata de pensar la condición sobre la que aparece el discurso sobre las noticias falsas y, en segundo lugar, el mecanismo bajo el que operan.

La discusión sobre la veracidad de los medios, por supuesto, no es nueva. La televisión es un medio que también se ha puesto en disputa en términos del valor de verdad de sus contenidos. La televisión aparecía como el medio alienador por excelencia. En este sentido se generaba una perspectiva doble, por un lado, había un público alienable a quien se le adjudicaba el creer todo contenido televisivo como verdadero y, por otro lado, la posibilidad de una sociedad crítica para quien un proceso reflexivo permitía dar cuenta de que el contenido de ese medio era falso -público que siempre podía exigir o dar pruebas exteriores al discurso alienante. Este es un mecanismo distinto al que opera cuando se habla de las noticias falsas en internet, específicamente en las redes sociales. Habría una hipertrofia del mecanismo de la prueba y la evidencia. No funcionarían siquiera, las Fake news, mediante un mecanismo de interpelación ideológica. Las noticias falsas no requerirían un referente externo, atecnológico, para generar un efecto político. Cuando Assange afirmaba que “La verdad siempre triunfará” y proponía un “nuevo periodismo”, un “periodismo científico” que “permite que ustedes lean la noticia y que después pulsen en línea para conocer el documento original que sustenta la historia”, lo que muestra es ese mecanismo de hipertrofia de la prueba o evidencia -incluso del testimonio- antaño valorado en el periodismo y que provenía de las formas de argumentación antiguas como la retórica o la lógica. Así, si quieres que la verdad triunfe habría que pulsar en el enlace para conocer el documento original también en línea.

A las redes sociales se les ha concebido a veces como un medio en el que se da una democratización de la información. Todo el mundo puede dar cuenta de los eventos que suceden a su alrededor usando su cuenta de snapchat, twitter o haciendo una transmisión en vivo de facebook. Este entusiasmo por la actualización de las noticias en tiempo real ha dado lugar a una relación de los medios tradicionales con los contenidos en redes, en la que periódicos y televisoras transmiten o publican actualizaciones de estados en las diferentes redes sociales. La información la produce el público. Lo que implicaría que no existirían técnicas de diferenciación entre el medio y el receptor del discurso, como en los medios de antaño. Así, pareciera que es justamente la visión utópica de la democratización de la información vía las redes sociales, la que da lugar a la reacción frente a las noticias falsas. Incluso Facebook entró en el debate sobre las noticias falsas y ha comenzado a crear mecanismos para evitar su difusión, para identificarlas, al menos dentro de esa red social. Según Zuckerberg facebook es responsable de la distribución de este tipo de noticias:

While we don’t write the news stories you read and share, we also recognize we’re more than just a distributor of news. We’re a new kind of platform for public discourse – and that means we have a new kind of responsibility to enable people to have the most meaningful conversations, and to build a space where people can be informed.

Pero el discurso utópico de las redes sociales parecía indicar otra cosa que las noticias falsas han falseado: 1) las redes sociales son un medio de transparencia,  2) la transparencia es un mecanismo de la verdad, y 3) la verdad se produce mediante la democratización de la información. Y, sin embargo, aparecen noticias falsas. ¿Está relacionado el discurso en el que aparecen las noticias falsas con el mecanismo bajo el que operan? Afirmamos que sí, señalan la destrucción de los mecanismos tradicionales en los que se sustentaban los procesos de la información. De pronto su autoridad, lo que sostendría su credibillidad, es el sólo hecho de aparecer en ciertos contextos y en relación con ciertos acontecimientos. Se trata de un efecto tecnológico. Y todo intento tecnológico de detener las noticias falsas deja ver su desconocimiento de su funcionamiento. Realmente no importa que las personas compartan la noticia falsa puesto que la noticia falsa se difundirá sola en un medio tecnológico. Y ciertamente, su funcionamiento no requiere que nadie crea en una noticia falsa.

Si el mecanismo de las noticias falsas está relacionado con el discurso en el que aparecen, se hace necesaria otra serie de preguntas: ¿Cómo describir el funcionamiento de la falsedad? ¿Depende la falsedad de la noticia de la interpretación o es una propiedad del mecanismo tecnológico en el que se publican? ¿Para comprender su funcionamiento necesitamos de una hermenéutica o de pensamiento técnico? La definición de la noticia falsa es, en cierto sentido, una definición negativa. La falsedad se dice en contraposición a una supuesta verdad que se puede atribuir a otro tipo de noticias, las supuestas noticias verdaderas. Sin embargo, nos interesa apuntar que el funcionamiento tecnológica de este tipo de noticias no se comprende como una dicotomía entre noticias verdaderas y falsas, sino en su forma de distribución. ¿Cuál sería entonces la técnica necesaria para entender cómo funciona la falsedad de una noticia?

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Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

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