Exposición Adorno y Horkheimer: citas y notas.

 

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  • La industria cultural se distingue de la cultura de masas.

“Las masas no son el factor primordial sino un elemento secundario, un elemento de cálculo; un accesoriode la maquinaria. El consumidor no es rey, como “querría la industria; no es el sujeto,sino el objeto. El término mass media que se le ha impuesto la industria cultural, no hace sino minimizar el fenómeno. Sin embargo, no se trata en primer lugar de las masas, ni de las técnicas de comunicación como tales, sino del espíritu que les es insuflado a través de la voz de su conductor. La industria cultural abusa de sus prevenciones con respecto a las masas para afirmar y corroborar su actitud, que considera a priori como una base inmutable.” La industria cultural.

Las masas no son la medida, sino la ideología de la industria cultural, aunque ésta no pueda existir sin adaptarse. Los comerciantes culturales de la industria se basan, como dijeron Brecht y Suhrkamp hace ya treinta años, sobre el principio de su comercialización y no en su propio contenido y su construcción exacta. Toda la praxis de la industria cultural aplica decididamente la motivación del beneficio a los productos autónomos del espíritu”. La industria cultural.

“En la medida en que la cultura se presenta como añadidura o extra, cuya utilidad privada y social está, por lo demás, fuera de cuestión, la recepción de sus productos se convierte en percepción de oportunidades”. Dialéctica de la Ilustración. p. 206.

  • La industria cultural es sistemática, armónica, regular, idéntica. Las diferencias se acuñan, son fingidas. La democratización del arte (toda democratización operada con el sentido de la homogenización) es una farsa. Incluso la individualidad refuerza el sistema.

“Los diversos campos se parecen por su estructura o al menos se interrelacionan. Se completan casi sin carencias, para constituir un sistema. Eso, debido tanto a los medios actuales de la técnica como a la concentración económica y administrativa”. La industria cultural.

“Toda cultura de masas bajo el monopolio es idéntica, y su esqueleto -el armazón conceptual fabricado por aquél- comienza a dibujarse”. Dialéctica de la Ilustración. p. 166.

Al mismo tiempo, sin embargo, se conservan los caracteres que correspondieron primitivamente a la transformación de la literatura en mercancía. Si hay algo en el mundo que posee su ontología, es la industria cultural, tabla de categorías fundamentales, rígidamente conservadas. Lo que en la industria cultural se presenta como un progreso, lo perpetuamente nuevo que ofrece, sigue siendo, en todos los campos, el cambio exterior de la misma cosa; la variedad cubre un esqueleto que conoció tan poco cambio como la misma motivación del beneficio desde su ascensión a la hegemonía sobre la cultura. Por lo demás, el término industria no debe tomarse al pie de la letra. Se refiere a la estandarización de la cosa misma y a la racionalización de las técnicas de distribución, y no estrictamente al proceso de producción. Aun cuando éste, en el sector central de la industria cultural, es decir el film, se acerca a la metodología técnica… se conservan sin embargo, en otros sectores de la industria, formas de producción individuales. Cada producto se quiere individual; la individualidad misma sirve para reforzar la ideología en la medida en que provoca la ilusión de que lo que está codificado y mediatizado es un refugio de inmediatez y de vida”. La industria cultural.

“Todas las violaciones de los hábitos del oficio… como incorrecciones calculadas, no hacen sino reforzar y confirmar tanto más celosamente a validez del sistema”. Dialéctica de la Ilustración. p. 173.

“Si se adopta la definición de Walter Benjamin, la definición de la obra de arte tradicional por el aura, por la presencia de un no‐presente, entonces la industria cultural se define por el hecho de que no opone a esta aura otra cosa de forma neta, sino que se sirve de esa aura en estado de descomposición como de un halo esfumado. De este modo se convence inmediatamente por sí misma de su monstruosidad ideológica”. La industria cultural.

  • El modelo de cultura de la industria cultural es la falsa identidad de universal y particular. La industria cultural no permite que nada se le resista, todo lo incorpora. Habría dos tipos de totalidades: la de la reconciliación de los opuestos y la de la industria cultural, que no alcanza a generar tensión, ni relación, ni reconciliación.

“La tarea que el esquematismo kantiano esperaba aún de los sujetos, a saber, la de referir por anticipado la multiplicidad sensible a los conceptos fundamentales, le es quitada al sujeto por la industria”. Dialéctica de la Ilustración. p. 169.

“Sólo el triunfo universal del ritmo de producción y reproducción mecánica garantiza que nada cambie, que no surja nada sorprendente”. Dialéctica de la Ilustración. p. 180

“El principio del sistema impone presentarle todas las necesidades como susceptibles de ser satisfechas por la industria cultural, pero, de otra parte, organizar con antelación esas mismas necesidades de tal forma que en ellas se experimente a sí mismo sólo como eterno consumidor, como objeto de la industria cultural”. Diálectica de la Ilustración. p. 186.

  • La técnica y su relación con la industria cultural. (La industria cultural genera su propio concepto de técnica, que sirve a sus propósitos, pero que no se deriva de la técnica misma).

Los interesados en la industria cultural gustan explicarla en términos tecnológicos. La participación en ella de millones de personas impondría el uso de técnicas de reproducción que, a su vez, harían inevitable que, en innumerables lugares, las mismas necesidades sean satisfechas con bienes estándares. Los estándares habrían surgido en un comienzo de las necesidades de los consumidores: de ahí que fueran aceptados sin oposición. El círculo de manipulación y de necesidad refuerza la unidad del sistema. En todo ello se silencia que el terreno sobre el que la técnica adquiere poder sobre la sociedad es el poder de los económicamente más fuertes sobre la sociedad. La racionalidad técnica es hoy la racionalidad del dominio mismo. Es el carácter coactivo de la sociedad alienada de sí misma. Por el momento, la técnica de la industria cultural ha llevado sólo a la estandarización y producción en serie y ha sacrificado aquello por lo cual la lógica de la obra se diferenciaba del sistema social. Pero ello no se debe atribuir a una ley de desarrollo de la técnica como tal, sino a su función en la economía actual. Reprimida ya por el control de la conciencia individual”. Dialéctica de la Ilustración. p. 166.

Esta esfera es industrial en el sentido de la asimilación a las formas industriales de organización, incluso allí donde no se produce, como la racionalización del trabajo en las oficinas, más que por una producción verdaderamente racional desde el punto de vista tecnológico”. La industria cultural.

“También los medios técnicos son impulsados a una creciente uniformidad recíproca”. Dialéctica de la Ilustración. p.169.

El concepto de técnica que reina en la industria cultural no tiene en común más que el nombre con aquello que vale en las obras de arte. Este se refiere a la organización inmanente de la cosa, a su lógica interna. Al contrario, la técnica de distribución y de reproducción mecánica permanece siempre al mismo tiempo exterior a su objeto. La industria cultural tiene su soporte ideológico en el hecho de que se cuida minuciosamente de imprimir en sus productos todas las consecuencias de sus técnicas”. La industria cultural.

“La idea de agotar las posibilidades técnicas dadas, de utilizar plenamente las capacidades existentes para el consumo estético de masas, forma parte del mismo sistema económico que rechaza la utilización de esas capacidades cuando se trata de eliminar el hambre”. Dialéctica de la Ilustración. p. 184.

  • La industria cultural y el proyecto ilustrado.

El efecto de conjunto de la industria cultural es el de una anti‐demitificación, el de una anti‐Aufklärung; en la industria cultural, como ya lo hemos dicho Horkheimer y yo, la demitificación, la Aufklärung, o sea la dominación técnica progresiva se transforma en un engaño de masas, es decir en un medio de oprimir la conciencia. Impide la formación de individuos autónomos, independientes, capaces de juzgar y decidir concientemente. Si desde lo alto se difama sin razón a las masas como tales, es justamente la industria cultural la que a menudo las reduce a ese estado de masa que después desprecia, y que les impide emanciparse, ya que los hombres son tan maduros como se lo permiten las fuerzas de producción de la época.La industria cultural.

“Cuanto más íntegramente se resuelve el lenguaje en pura comunicación, cuanto más plenamente se convierten las palabras, de portadoras sustanciales de significado, en puros signos carentes de cualidad, cuanto más pura y transparente hacen la transmisión del objeto deseado, tanto más opacas e impenetrables se hacen al mismo tiempo esas palabras. La desmitologización del lenguaje, en cuanto elemento del proceso global de la Ilustración, se invierte en magia. Recíprocamente diferentes e insolubles, la palabra y el contenido estaban unidos entre sí… La neta distinción que declara casual el tenor de la palabra y arbitraria su ordenación al objeto, termina con la confusión supersticiosa entre palabra y cosa. Lo que en una sucesión establecida de letras trasciende la correlación con el acontecimiento es proscrito como oscuro y como metafísica verbal. Pero con ello la palabra, que ya sólo puede designar pero no significar, queda hasta tal punto fijada a la cosa que degenera en pura fórmula. Lo cual afecta por igual al lenguaje y al objeto”. Dialéctica de la Ilustración. p. 209.

Dependencia y servidumbre de los hombres, objetivo último de la industria cultural”. La industria cultural.

Ya que en tanto que mercancías esos productos (los del arte) dan de vivir a sus autores, estarían un poco contaminados. Pero no se esforzaban por alcanzar ningún beneficio que no fuera inmediato, a través de su propia realidad… La cultura que según su sentido propio no solamente obedecía a los hombres, sino que protestaba siempre contra la condición esclerosada en la cual viven, honrándolos por eso, esa cultura, por su asimilacion total a los hombres se integra a esta condición esclerosada; así, los envilece una vez más. Los productos del espíritu en el estilo de la industria cultural ya no son también mercancías, sino que lo son integralmente. Este cambio es tan enorme, que produce cualidades enteramente nuevas”. La industria cultural.

  • La industria cultural obedece la directiva de los intereses de la industria energética y del modelo económico.

“Si la tendencia social objetiva de la época se encarna en las oscuras intenciones subjetivas de los directores generales, éstos son, ante todo, los de los poderosos sectores de la industria: acero, petróleo, electricidad, química. Los monopolios culturales son, comparados con ellos, débiles y dependientes”. Dialéctica de la Ilustración. p. 167.

“La dependencia de la más poderosa compañía radiofónica de la industria eléctrica, o la del cine respecto de los bancos, define el entero sector, cuyas ramas particulares están a su vez económicamente coimplicadas entre sí”. Dialéctica de la Ilustración. p. 168.


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