Lugares comunes, discursos inadecuados

feudalismo

Hay discursos inadecuados para pensar la tecnología. Hay discursos habituales que se usan para pensar los efectos tecnológicos. A continuación quisiera esbozar a grandes rasgos -sin ser exhaustivo el esfuerzo- algunos de esos discursos, dejando de lado, por cierto, las formas más simples de la cuestión. Como en esas películas donde la tecnología esclaviza al ser humano o donde se nos muestra una identificación o ambigüedad naturaleza-tecnología.

  • Normalmente se utiliza un discurso en el que la tecnología produce efectos directos sobre la política y sobre las pasiones. La tecnologia moldearía o sobredeterminaría las pasiones y las prácticas políticas de los individuos.
  •  Se afirma en otros dicusrsos que la tecnología, normalmente  identificada a la industria,  produce y determina las formas culturas y los modos de las subjetividades. La tecnología propiciaría prácticas repetitivas y formas de conducta definidas y reglamentadas.
  • A veces, para hablar de los efectos tecnológicos se recurre a la vieja caraterización de que el lujo degrada. Así, se afirmaría que la tecnología produciría sobre la sensibilidad y las formas de vida de los individuos un efecto similar a un incremento súbito de la riqueza. Esto llevaría a una degradación moral o un empobrecimiento sensible de los cuerpos.
  • Se usa también en ocasiones un discurso que distinguiría unas supuestas necesidades naturales de otras supuestas artificiales. En ocasiones las necesidades artificiales se articuñan con la degración sensible y la sobredeterminación pasional.
  • En otros discursos se articula a un desarrollo o uso de lo tecnológico un poco desarrollo o una degradación de las capacidades vitales de los individuos. A mayor tecnología individuos más estúpidos, se afirmaría.

Quizás habría que hacer a un lado esos discursos que responden inadecuadamente y que anteponen una respuesta a la experiencia tecnológica.


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Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

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2 Responses

  1. sandrareyes dice:

    Tengo una vaga intuición al respecto: causa-efecto. Parece que se concibe la causa (técnica/tecnología) como aquella que produce efectos (repetición, estupidez, artificialidad). Al colocar dichos efectos como resultado de las prácticas mediadas por la técnica/tecnología, se les toma negativamente, y ese sentido de mediación parece dar luz al problema de la: inmediatez/mediación (o en otros términos naturaleza/humanidad, realidad/irrealidad), con esto, la negatividad de esos supuestos efectos producidos por las prácticas técnico/técnológicas, se hace mucho más patente, incluso se la “legitima” en cierto modo, ya que dichos efectos parecen tender hacia una extrema mediación, deshumanización e irrealidad que serían contrarias a la inmediatez que la naturaleza y la realidad parecen pretender, al menos como un “ideal” de lo humano. Quiero insistir, es una vaga intuición y considero que hay que ensayar muchas más respuestas al respecto.

  2. Francisco Barrón dice:

    Allí habría que pensar el poder o potencia de la tecnología: ¿qué puede?, ¿qué produce? Caracterizar el tipo de su poder… Y no mistificarlo…

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