Aquello que hace que la Biblioteca Vasconcelos funcione como la Biblioteca Vasconcelos. Apunte conceptual

José Francisco Barrón Tovar

Fernando Diego López López

Es posible mostrar que la Biblioteca Vasconcelos (BV) no funciona como una institución cultural. Usualmente se la podría concebir de forma moderna como una institución cultural: una instancia socio-política encargada de formar ciudadanos usando objetos o prácticas consideradas valiosas en términos de humanidad. Así como el museo con lo que se llama arte, o la universidad con lo que se llama formación, investigación y difusión.

Pero la BV no funciona de esta manera. Esa es su singularidad y su valor. Para mostrar esto, postulamos que aquello que hace que la BV sea la BV se trata de un conjunto actividades que no tienen que ver con lo que Hannah Arendt en su libro La condición humana caracteriza como labor, trabajo y -lo más complicado- acción. Esto implicaría que aquello que hace que funcione como la BV, se trata de actividades que no tienen que ver con reproducir la vida biológica, tampoco con construir y mantener un mundo de objetos entre los seres humanos, pero tampoco con llevar a cabo prácticas de conformación de sujetos y de relaciones entre esos sujetos. Las prácticas que se realizan en la BV y que la hacen ser lo que son no se tratan de labor, trabajo o acción.[1] La BV no funcionan generando ciudadanos críticos, agentes de acciones. Pero no lo hace no porque de hecho no lo haga o no busque hacerlo. Claramente los discursos que nos la hacen visible hablan en términos de un uso público de la razón,[2] le llamaría Kant.[3] Esos discursos intentan armar una genealogía en la que entrarían la universidad, las artes y el museo, como aparatos que funcionaría de manera similar y que tendrían la misma finalidad.

De manera diferente, lo que hace que la BV funcione como la BV sería eso que Walter Benjamin concibe como ociosidad: un proceso de pérdida de tiempo vital. Vivir la vida, mantenerse con vida, tan sólo pasar el propio tiempo, eso sería ociosidad. En el sentido de pasar el rato sin otro objetivo, ni finalidad, ni función, ni logro… Benjamin caracteriza en su Libro de los pasajes a la ociosidad como estar sometido a la fortuna sin heroicidad y hacer cosas inútiles. Estar sometido al simple caos de los acontecimientos. Esta caracterización recuerda a la mediocris utilitas concebida por Cicerón;[4] a la ματαιοτεχνία concebida por Quintiliano[5] y a la ματαοιοις πονοις de la que el sofista Gorgias escribió en la antigüedad. Se trata de prácticas inútiles, banales, triviales, vacuas. Prácticas que no sirven para nada. Para nada en el sentido de servir para una labor, un trabajo o para formarse en la virtud. Hannah Arendt y Walter Benjamin sospechaban que esta experiencia de lo humano había cobrado en la modernidad un sentido mucho más importante que en la antigüedad. Llegada junto con la experiencia tecnológica, esta ociosidad alcanza en nosotros un sentido político primario.

Así, la BV puede concebirse como un aparato técnico[6] en el sentido de que es una máquina con funcionamientos y mecanismos. Sus efectos que produce este aparato técnico son efectos estéticos que pueden concebirse en la vida misma de quienes entran en relación con ello. Estos efectos estéticos van en el sentido de perder en sus espacios y sus actividades el propio tiempo. La BV es un lugar donde se pierde tiempo. Así funciona la experiencia que la conforma. Los individuos que se relacionan con ella pierden su tiempo[7] sin otro objetivo, ni finalidad, ni función, ni logro… Esto no debe menospreciarse en un sentido político del término. Como aparato técnico la BV tiene más de algo para disfrutarse y valorarse sensiblemente que para hacer usar de ella con una finalidad[8] -de allí que sea banal discutir sobre el sentido de sus servicios bibliotecarios en comparación con otras bibliotecas universitarias o especializadas, o que no sirva para nada pensar su relación con un proyecto político en términos estatales como la Red Nacional de Bibliotecas públicas.[9]

Pesa sobre los aparatos tecnológicos una idea de que generan un efecto de estupidización. Para pensar este efecto en el cine Walter Benjamin cita al teórico de Georges Duhamel: “Ya no puedo pensar lo que quiero pensar; las imágenes móviles se han puesto en el lugar de mis pensamientos”.[10] Las imágenes tecno-estéticas -las pantallas- que se roban nuestro poder de ejercer el pensamiento, sólo provocan que perdamos el tiempo. Gilbert Simondon habla de hipnosis y adormecimiento de las capacidades reflexivas.[11] Pero esto sólo puede concebirse así desde el punto de vista del desarrollo cognitivo de las capacidades en la modernidad. Con su idea de desarrollo o progreso, este punto de vista supone que debemos la organización del tiempo y de las actividades que se puedan realizar en relación con ello debe tender a la eficiencia. Incluso el goce debe entrar en ello, como placer de formación estética. De allí la educación estética. Todo debe funcionar o para la formación o para la conformación de lo colectivo. Perder el tiempo no está consentido.

Benjamin postulaba que el mayor efecto político de las imágenes tecno- estéticas era la ociosidad, pero esto implicaba evitar la producción del fascismo. Para Benjamin esta ματαοιοις πονοις no tiene un sentido de promover la democracia, sino la de evitar el fascismo al hacer que las personas pierdan su tiempo.[12]

Quizás la singularidad de la BV es ello: funciona permitiendo que los individuos pierdan el tiempo, que disfruten no poder pensar, que puedan pasar su vida. Y quizás eso no es algo a despreciar.


  1. Cfr. Hannah Arendt, La condición humana
  2. Cfr. Página de presentación de la BV: https://www.bibliotecavasconcelos.gob.mx/presentacion/
  3. Cfr. Immanuel Kant, “Respuesta a la pregunta: ¿qué es la ilustración?” https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/1580 ↩
  4. Cicerón, Los oficios
  5. Quintiliano, Instituciones oratorias
  6. Para este uso de aparato puede revisarse a Jean-louis Deotte: http://www.revistavirtualis.mx/index.php/virtualis/article/view/222
  7. Gilles Deleuze escribe en Proust y los Signos sobre perder el tiempo: “Por ello, cuando creemos perder el tiempo, sea por snobismo, sea por disipación amorosa, efectuamos a menudo un aprendizaje oscuro, hasta la revelación final de una verdad del tiempo que se pierde. Nunca se sabe cómo aprende alguien; pero, cualquiera sea la forma en que aprenda, siempre es por medio de signos, al perder el tiempo, y no por asimilación de contenidos objetivos. ¿Quién sabe como un escolar se convierte de pronto en un ‘buen latinista’? ¿Qué signos (si es preciso amorosos o incluso inconfesables) le han servido de aprendizaje? Nunca aprendemos en los diccionarios que nuestros maestros o nuestros padres nos dejan. El signo implica en sí la heterogeneidad de la relación. Nunca aprendemos actuando como alguien, sino actuando con alguien, que no tiene relación de semejanza con lo que se aprende. ¿Quién sabe cómo se convierte uno en un gran escritor? A propósito de Octave Proust dice: ‘Me sorprendió enormemente pensar que las obras maestras, tal vez las más extraordinarias de nuestra época, han surgido no de la concurrencia general de una educación modelo, académica, al modo Broglie, sino de alternar en hipódromos y grandes bares’. Sin embargo, perder el tiempo no es suficiente. ¿Cómo extraemos las verdades del tiempo que perdemos, e incluso las verdades del tiempo perdido? ¿Por qué llama Proust a estas verdades ‘verdades de la inteligencia’? De hecho, se oponen a las verdades que la inteligencia descubre cuando trabaja por simple voluntad y se prohíbe perder el tiempo. A este respecto, hemos visto la limitación de las verdades propiamente intelectuales: les falta la necesidad.” ↩

  8. Puede revisarse este proyecto de video: https://www.youtube.com/playlist? list=PLOLOMZKQvhdW1pDvuNuP_uaxkTv3YKuuL
  9. Cfr. su caracterización acá: https://www.gob.mx/cultura/acciones-y-programas/red-nacional- de-bibliotecas-publicas
  1. Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica
  2. Gilbert Simondon, El modo de existencia de los objetos técnicos: “El movimiento cinematográfico es rico en una hipnosis y un ritmo que adormecen las facultades reflexivas del individuo, para Ilevarlo a un estado de participación estética.”

  3. Benjamin en el texto citado antes: “Cuando uno se da cuenta de las peligrosas tensiones que la tecnificación y sus secuelas han generado en las grandes masas —tensiones que en estadios críticos adoptan un carácter psicótico—, se llega al reconocimiento de que esta misma tecnificación ha creado la posibilidad de una vacuna psíquica contra tales psicosis masivas mediante determinadas películas en las que un desarrollo forzado de fantasías sádicas o alucinaciones masoquistas es capaz de impedir su natural maduración peligrosa entre las masas. La carcajada colectiva representa un estallido anticipado y bienhechor de psicosis colectivas de ese tipo. Las colosales cantidades de sucesos grotescos que se consumen en el cine son un agudo indicio de los peligros que amenazan a la humanidad a partir de las represiones que la civilización trae consigo. Las grotescas películas americanas y las películas de Disney producen una voladura terapéutica del inconsciente.” ↩ 


Comparte este artículo
  • Facebook
  • Twitter
  • Delicious
  • LinkedIn
  • StumbleUpon
  • Add to favorites
  • Email
  • RSS

Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

You may also like...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>