Tecnología y política. Experiencia

José Francisco Barrón Tovar

Fragmento de la conferencia dictada durante el Simposio “La Filosofía en el Bachillerato Mexicano” dentro del XVIII Congreso de Filosofía Pluralidad, Justicia y Paz

¿Cómo funciona una sensibilidad transformada por la tecnología? Cierta ingenuidad aún rige el pensamiento que quiere apropiarse la tecnología para cualquier forma de práctica política. Ingenuidad que no cambia en relación con su objeto problemático ni, incluso, experimentando la potencia que trae consigo la tecnología. Ni hablar de la práctica. La cuestión es que una imagen de la tecnología sigue imperando la sensibilidad, y con ello casi toda práctica política-: la tecnología como herramienta para ser usada por el hombre. O se trataría de liberar o emancipar la tecnología como medios de producción en la revolución, o se trataría de disponer de mejor manera en una sociedad democrática los medios tecnológicos de los que se dispone.

El filósofo alemán Walter Benjamin afirmaba que el incremento de poder para modificar las cosas, como caracterizaba la tecnología moderna en relación con la técnica antigua, venía acompañado con una resignificación de lo político. No se trataba de una política con un programa determinado o con una práctica especificada. Benjamin confiaba en que esa resignificación era estética, se notaba por sus efectos en nuestra sensibilidad. Por su parte, Gilbert Simondon en su obra El modo de existencia de los objetos técnicos afirmaba con la confirmación de una cultura tecnológica sería posible integrar “esquema de funcionamiento” que lo tecnológico traía consigo y con sentido político. Así escribe:

Esta reforma de la cultura, que procede por ampliación y no por destrucción, podría volver a dar a la cultura actual el verdadero poder regulador que ha perdido. Base de significaciones, de medios de expresión, de justificaciones y de formas, una cultura establece entre aquellos que la poseen una comunicación reguladora; al salir de la vida del grupo, anima los gestos de aquellos que aseguran las funciones de comando, proveyéndoles las formas y los esquemas Ahora bien, antes del gran desarrollo de las técnicas, la cultura incorporaba a título de esquemas, símbolos, cualidades, analogías, los principales tipos de técnicas, dando lugar a una experiencia vivida. Por el contrario, la cultura actual es la cultura antigua, que incorpora como esquemas dinámicos el estado de las técnicas artesanales y agrícolas de los siglos pasados. Y estos esquemas sirven de mediadores entre los grupos y sus jefes, imponiendo, a causa de su inadecuación a las técnicas, una distorsión fundamental. El poder se convierte en literatura, arte de opinión, alegato sobre verosímiles, retórica. Las funciones directivas son falsas porque ya no existe entre la realidad gobernada y los seres que gobiernan un código adecuado de relaciones; la realidad gobernada implica a hombres y máquinas; el código reposa sólo sobre la experiencia del hombre trabajando con herramientas, experiencia debilitada y lejana porque aquellos que emplean dicho código no levantan, como Cincinato, las manos del arado. El símbolo se debilita en simple giro del lenguaje , lo real está ausente. Una relación reguladora de causalidad circular no se puede establecer entre el conjunto de la realidad gobernada y la función de autoridad: la información no llega a su término porque el código se ha convertido en inadecuado para el tipo de información que debería transmitir. Una información que expresara la existencia simultánea y correlativa de los hombres y las máquinas debe llevar consigo los esquemas de funcionamiento de las máquinas y los valores que éstos implican Es preciso que la cultura se convierta en general, ya que hoy se ha especializado y empobrecido. Esta extensión de la cultura, al suprimir una de las principales fuentes de alienación, al reestablecer la información reguladora, posee un valor político y social…

 


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Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

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1 Response

  1. 16/07/2019

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