Las participaciones abordarán los más recientes discursos y formas de visibilizar la tecnología en diferentes películas y series televisivas, como Black mirror, Mr. robot, Ex machina, Chappie, Her, entre otras. La idea no es determinar lo filosófico en las imágenes o argumentos de los materiales evaluados, sino determinar el discurso o imagen que los estructura. Es decir, si es que alguna de esas películas o series la tecnología se presenta de manera diferente a la de la imagen de la máquina destructora de lo humano o ya no utilizan el discurso de la tecnología conquistadora de la civilización. Se trataría con ello de intentar una valoración estética.
“Me da pena que no puedas manejar emociones reales”
José Francisco Barrón Tovar
Hay una forma de pensar la tecnología en relación con lo que podemos hacer y sentir. Es una manera frecuente de pensar. Se trata de medir los efectos de lo tecnológico en relación con lo que produce en nuestras capacidades físicas, sensibles o intelectuales. Existen muchos discursos que desarrollan esa forma de pensar, desde la idea de que los aparatos tecnológicos son extensiones de nuestro cuerpo, pasando por la pretensión de que aumentan nuestros sentidos, hasta la idea de que las máquinas constituyen o deforman nuestra experiencia. Se trata de una imagen que estructura nuestra relación con las máquinas tecnológicas.
Sostengo que en la película Her esa imagen se pone en juego y reformula. La relación amorosa entre Theodore Twombly y Samantha escenifica esa imagen que relaciona las máquinas con nuestras capacidades desplazándola hacia las potencias amorosas.
Los defectos de la máquina y sus efectos
WALL-E y los robots renegados
Ethel Z. Rueda Hernández
Uno de los problemas que emerge cuando se intenta pensar lo tecnológico es el del error. Cuando la máquina no hace lo que se esperaba de ella aparecen una serie de preguntas que dejan entrever las concepciones, miedos y esperanzas que hemos articulado acerca de lo tecnológico. ¿Puede lo tecnológico cometer errores, fallar? ¿Qué tipo de funcionamiento es ese al que llamamos “avería”? El fallo ¿es algo que ocurre, o un discurso sobre la tecnología elaborado desde una perspectiva desfasada, que no es propia de lo tecnológico? ¿Es posible que las “fallas” apunten a algo distinto que la insuficiencia o la inconveniencia de la máquina? Aquí realizaré una reflexión en torno a estos cuestionamientos a partir de varios ejemplos de “fallas” que ocurren con las máquinas en la película animada WALL-E.
Derechos de las máquinas
Paola Rochon Herrera
Retomaremos el argumento de la película “Inteligencia Artificial” (2001) del cineasta estadounidense Steven Spielberg así como la obra del filósofo francés Gilbert Simondon “El modo de existencia de los objetos técnicos “ para ensayar una reflexión sobre la relación que entablamos con la tecnológica a fin de cuestionarnos si es pertinente plantear proyectos educativos que no sólo fomenten el uso instrumental de la tecnología sino que también apunten hacia el reconocimiento de los objetos técnicos como realidades que nos interpelan.
El imaginario tecnológico en Her
Santiago Q. Rosales Escalera
La subjetividad se ve transformada por la técnica, así por ejemplo, Sócrates recurre una y otra vez al diálogo como método para el cuidado del alma. No olvidemos el multicitado pasaje de Fedro 275a, en donde se habla del carácter ambivalente de la escritura; la cual representa una forma falsa de la sabiduría ligada a la exterioridad y no a la psique, interioridad. La irrupción de la escritura ya lo anuncia Platón, transformará el alma haciéndola menos sabia. La discusión desde luego no termina. No es gratuito que junto con la invención de la imprenta aparezca el sujeto moderno. Descartes puede escribir en soledad frente a su chimenea pues no tiene que preocuparse de hacerlo frente a copistas. La película Her plantea nuevas formas para el enamoramiento y en función de ello es necesario que deba proponer nuevas formas de la subjetividad. Desde luego que, junto con ello está el planteamiento de la inteligencia artificial, pero el gran logro de la película no radica en el mero planteamiento de una conciencia que habita un soporte electrónico, sino la manera en que ésta se relaciona con personajes humanos. No en vano Spike Jonze cita en la misma cinta a Alan Watts, filósofo reconocido, entre otras cosas, por su intenso trabajo en la educación a partir de medios electrónicos y en sus reflexiones sobre la conformación de la subjetividad. Para poder hacer el planteamiento de dicho escenario, no sólo se necesita representar esta conciencia, sino, sobre todo, representar el soporte de la misma. Es decir, estamos aquí frente a una prosopopeya tecnológica en donde el amor acaece personaje. Éste no es ya ni una forma espectral ni humana, es un dispositivo de comunicación perfectamente articulado para interactuar de manera directa con el alma humana. (El planteamiento llega al punto que la cuestión de la interacción física no se vuelve la cuestión central). Eros, encumbrado con la voz de Scarlett Johansson, aparece en un “momento histórico” en el que los espectadores de la sala podían imaginarse el futuro tal cual lo presentaba la cinta. Tecnología diseñada con la finalidad de convertir a los seres humanos en entes cada vez más solitarios pero menos ensimismados. Tales dispositivos no llegaron, y Eros no ha descendido a la Tierra en forma de un Siri, Cortana, etc. Pero sí quizá de otras programaciones que nos obligan, una y otra vez a tener que lidiar de nuevo con el otro.
Mr. Robot: hackeando el sistema, entre ceros y unos
Sandra Leticia Reyes Álvarez
Más que un análisis de la actividad hacker, se trata de una crítica al sistema económico-financiero que se materializa en un corporativismo asfixiante. La figura del hacker, sin entrar en detalles técnicos sobre sus prácticas, muestra una imagen de la tecnología que revela lo oculto (datos) de ese sistema para luego borrar eso oculto, logrando así desestructurar al sistema mismo. En otros términos, el efecto técnico de las prácticas del hacker es socio-político y su impulso es anti económico-financiero.
La tecnología es una oportunidad para reivindicar la sociedad humana sin caer en las viejas dicotomías que el sistema ha producido y que mantiene -aún cuando sea de manera clandestina- como lo público/privado, consciente/inconsciente, crimen/justicia entre otras, abriendo así la posibilidad de modificar el ritmo y las prácticas socio-políticas mundiales que por tantos años han descansado en este sistema económico y que bajo su esquema se perpetúan, pero que la práctica tecnológica del hacker desvanece.
La inteligencia artificial como una pregunta sobre técnica: Chappie y Ex-machina
Marat Ocampo
La pregunta por la producción de una inteligencia artificial se articula entre Chappie y Ex-machina como una contraposición entre el engaño y la inocencia. Se trata de una pregunta por cómo la producción de una entidad que vulnera los límites de aquello que se piensa que es propiamente humano. ¿Qué es propiamente humano? ¿Cuál es la relación con la técnica que se produce a partir de esta consideración de una técnica que aborda los límites de lo que debilita y aproxima a lo humano? ¿Qué forma de pensar lo humano se produce desde el pensamiento de la técnica? ¿Desde la técnica de la creación/producción?
Por una parte, en Chappie, la discusión se centra sobre la producción de un agente de inteligencia artificial que se enfrenta a aprendizajes sobre un mundo que no responde a dinámicas binarias. Se trata de un proceso de aprendizaje y de desilusión. Por parte de Ex-machina, la pregunta ronda una serie de acciones de encubrimiento, de movimientos de engaño, que producen una distancia y que parecen siempre accionar mayores liberaciones de lo técnico, irrestrictas de lo humano.
Política de memoria tecnológica
Elena León
Parece que lo que se escribe en Internet es para siempre. Atendiendo a esta preocupación se han iniciado discusiones sobre el significado de la “privacidad”, o bien sobre el “derecho al olvido”. Además, el acceso a la intimidad de otros, la búsqueda del curriculum amoroso, político o profesional parece ser cada vez más sencillo. ¿Cómo evitar que se olviden los asesinatos de odio o el terrorismo de Estado? ¿Cómo evitar que la falta de memoria trunque la posibilidad de justicia? Esquizofrenia para siempre y nunca más se pasean entre lo público y lo privado.
La serie de televisión Black Mirror ofrece una serie de capítulos donde el olvido bien puede ser un castigo o una satisfacción. Se presenta una idea de modernidad donde se memoriza a la carta, o bien se borran los recuerdos al gusto. La función de los objetos tecnológicos en esta confusión es central. Los fines morales son duramente criticados.
Pero, debajo de estas historias se problematiza la idea de aparato, en el sentido de Jean Louis Déotte, como técnica de suspensión que opera para dar continuidad a una época de suspensión en la que se eliminan los testigos a través del juego de la memoria y el olvido.
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