Texto de Ana María Martínez de la Escalera en presentación del libro “El pensamiento sobre la técnica en México”

Ana María Martínez de la Escalera

En el Prefacio al libro El pensamiento sobre la técnica en México leemos la contribución de Javier Óscar Blanco de la cual vale la pena rescatar la siguiente línea: “Pensar la técnica en
situación
es una tarea impostergable y una de las claves para orientar los procesos políticos de nuestra América.”

Nos parece que en ella se condensa la importancia del libro presentado. Por un lado, se auncia una tarea, como bien se dice; un trabajo, una práctica colectiva no meramente individual del pensar contemporáneo en México, es decir, como indica la cita, los ejercicios de pensar tienen la marco de lo situado, lo local que no clausura sus múltiples relaciones con lo regional –américa latina—y lo mundial o global, lo que implica que no es posible reflexionar sobre la técnica y la tecnología sin tomar en cuenta la lógica global del capital y su gobierno de lo tecnológico, como tampoco de lo científico , apuntado por varios de los textos que integran el libro. Quiero entender que los procesos políticos en nuestra América no son aquellos dirigidos por las autoridades a través de política pública y aparatos estatales sino, más bien, lo que las comunidades críticas –las cuales aprenden a dirimir asuntos colectivos de manera igualmente colectiva– en distintas esferas de lo social están planteando y poniendo en práctica en relación con el universo tecnológico. Se trata pues de “orientar” no sólo políticas públicas a favor del desarrollo tecnológico sin importar consecuencias en el mundo de la vida, lo biocultural, los cuerpos y las subjetividades; se aboga por abrir otros caminos de pensamiento nuestroamericano. Estos caminos como apunta el libro todo rehacen la historia del concepto de técnica y sus usos, plantean valoraciones al respecto conocidas pero sustentadas de maneras alternativas (ontologías y metafísicas diversas) que exploran ir más allá del ya cansador binomio entre el horror que produce el avance tecnológico y su defensa por razones de sustentabilidad. Hay caminos que advirtiendo las consecuencias de l dominio ciencia-técnica-capital, recorren la pregunta por lo propio o la esencia de lo técnico sin menospreciar la fuerza técnica que no se reduce ni a la fetichización ni, por supuesto, a la fascistización de las políticas sobre la técnica. No estoy segura si los anteriores son caminos o bien senderos; lo cierto es que están significados por la experimentación, por el ensayo. En efecto, este libro está urdido por ensayos y él mismo como volumen es una presentación de intentos en el tiempo y se diría cooptados por la temporalidad. Sin duda no se ha escrito lo último o decisivo sobre la técnica, más bien se la ubica como un problema. Agregaría que no un problema a resolver, a reducir a una respuesta que borrara la preocupación, por el contrario el libro apoya la urgencia de la pluralidad de los pensamientos, sobre la fuerza de hacer emerger por doquier buenos y sustanciosos debates.

 Otra punto inmediatamente sugerido por la cita y continuado con energía por la Introducción es el carácter crítico  compartido por todos los textos. Así se desarrollan lecturas críticas que ponen en evidencia supuestos y prejuicios sobre la problemática sin ceder un ápice al conformismo académico. La riqueza de la postura crítica es paralela a la defensa de la nuestraamericanidad. Lo cual no significa que no entren a la discusión autores de otras latitudes, figuras destacadas de la discusión sobre la técnica; quiere decir que la crítica está situada: es singular, consciente de su singularidad y de su contribución perspectivística que no renuncia a lo universal. Me refiero que los conceptos y categorías reelaborados y configurados por los ensayos pretenden funcionar como constantes del pensamiento filosófico como variables del mismo. El azar, el aquí y ahora tiñe a no dudarlo la estructura ensayística. Lo que es un valor y no algo a lamentar.

Así pues: Algunos citan autores y problemas  latinoamericanos, otros no; pero cada uno de los textos del libro ofrece su postura latinoamericana en clave crítica (a diferencia de lo que acostumbran los europeos que pocas veces se cuestionan sobre la especificidad de su mirada y asumen su universalidad.

He notado la palabra genealogía tanto en el marqueting como en el libro mismo. Ya que es tan mencionada y usada la palabra genealogía, quisiera detenerme –eso sí, brevemente—en su semántica y la pragmática –es decir los usos—que este ejercicio de edición de El pensamiento… puso en práctica. Primero, en efecto la genealogía es una operación que, por lo tanto, se pone en práctica y además, se pone en juego, esto es, apuesta teórica, epistémica y políticamente por el pensamiento latinoamericano situado –singular, local, regional– sobre la tecnología y la técnica. El libro y sus dos editores se juegan tanto su pertinencia como su pertenencia a un pensamiento crítico. Segundo, la genealogía entabla una relación temporal con el motivo del libro: ubica, identifica los textos en relación con tendencias temporales sobre el tema que tuvieron cierto éxito o determinado éxito (ser muy citados , por ejemplo). La genealogía instaura una temporalidad, un camino, un pasaje entre el tiempo y los espacios, en nuestro libro me refiero a las instituciones de enseñanza, a las academias, al mundo intelectual vistos como espacios, heterotópicos, que subrayan y desarrollan políticas del estado, públicas en relación con la técnica o no, es decir se contrastan, se oponen, se distinguen, van más allá, distópicamente, o como prefiero decir se organizan como espacios-otros. Alternativos, que no buscan el éxito intelectual sino  la postura crítica.

Tercero, la genealogía es una operación compleja y a la vez complicada. Se expone o exhibe como un viajar a través del libro permitiéndonos a las lectoras/es relacionar un texto con otro.

Finalmente la genealogía es un nombre y como tal produce más allá del lenguaje, del discurso o discursos filosóficos oficiales y oficializados mediante planes y programas de estudio; produce, decíamos, más allá de la lengua filosófica y sus traducciones diversas que abren conversaciones con otras regiones del mundo, porque el libro todo se propone introducirse en la internacionalización del pensamiento latinoamericano sobre la técnica. Propuesta sensible y defendible, estratégicamente defendible. Así pues, el nombre genealogía, a diferencia del concepto hace resonar afectos, relaciones y memorias, compromisos entre el pensamiento sobre la técnica y las políticas de la tecnología, sus alianzas con la lógica capitalista, con los aparatos e instituciones educativas y de investigación prioritaria, con el ámbito social al que la técnica se asocia por invención. Tomemos en cuenta que la técnica es un hacer-quehacer, que implica cuerpos organizados y saberes transmitidos.

Ahora, vertiginosamente comentaré elementos que en cada ensayo tejen una propuesta crítica y a la vez escapan de una mera síntesis, abriéndose a discusiones enriquecedoras nuestraamericanas.

El texto de Alan Corona lee minuciosamente a José Gaos, su relación con Ortega y Gasset y Heidegger buscando no sólo definiciones útiles de técnica y tecnología sino la perspectiva local y regional en una época que se quería pertenecer al mundo y a la vez se intentaba defender lo propio, para problematizarlas. Como bien se apunta, muchos filósofos del siglo XX Gaos es un férreo crítico de la técnica que a decir de Corona encuentra en la esencia del movimiento y su doble condición la aceleración y el retardo de la velocidad el punto de inflexión de la tecnología. No es el tiempo, su relación con la cultura o la naturaleza sino su fundamento en la velocidad a la cual Gaos contrasta con la velocidad local.

Francisco Barrón analiza escrupulosamente el pensamiento de Emilio Uranga detectando una figura de la problematización que cruza la metafísica y la música interior,  la teología y la “aguja del fonógrafo”. Francisco interroga a Uranga preguntándose por la esencia de la técnica que comienza con una afirmación según Barrón altamente sugerente: “algo anda mal en la tecnología”

Samadhi Aguilar coordinadora de este volumen al igual que Barrón se interesa también por  Emilio Uranga, por cierto muy poco estudiado en nuestros salones de clase estos días. La técnica irrumpe en las preocupaciones ontológicas de Uranga quien se preocupa por el hombre habitando la mediación, esto es los aparatos de la comunicación en los cuales y frente a los cuales se constituye como verdadero o real. En la modernidad las inscripciones genéticas y los códigos digitales no son el hábitat del hombre; fuera de lo conocido y su oposición a lo desconocido la técnica no brinda ni cobijo ni fundamento para construir mundo. Hoy en el posthumanismo y el transhumanismo las preguntas ya no abordan la ontología de nosotros mismos, ontología que se ha visto atravesada por un nuevo gobierno: el de las ciencias sobre la tecnología, sobre todo en el Norte global. Pero ¿que opinamos aquí, en lo local y lo regional, desde la singularidad?Parece que los otrora países dominantes se duelen de su pérdida de dominio en lo referente al papel humano como centro de las preocupaciones. La mejora de la humanidad no pertenece al hombre sino a la tecnociencia.. La aguja del fonógrafo citada por ambos coordinadores muestra que la inquietud por el poder de la técnica para sanar o terminar con la humanidad está presente en los albores de la modernidad; nada n uevo bajo el sol se diría o mas bien nada nuevo en la preocupación por la técnica hasta que aprendamos a escuchar a otras modalidades humanas, a otras figuras de la tecnología haciendo/diciendo/sintiendo mundos posibles.

En efecto, esto (salirse de los modelos dogmáticos de pensar la técnica, y agregaré también, a las mujeres) intenta desarrollarlo el texto de Marco Antonio López yendo en busca del Mexico de la técnica. Este esfuerzo histórico, es decir introducir la dimensión temporal y local para pensar serenamente lo técnico, merece nuestra atención lectora. Igual decide julieta espinosa al introducir el concepto de simondón de individualización técnica para aplicarlo en lo mexicano. La singularidad en ambos filósofos es tanto punto departida como de llegada.

Lo propio guiaa miguel ángel perez interesado en posicionar sus inquietudes sobre la reducción tecnológica en la educación a distancia: no hay técnica por la técnica, sino el ser de lo técnico como mediación, interrelación, comunicación interhumana, entre cosas y seres, que por cierto jamás es perfecta, o incluso completamente realizable sino bastante tensional y compleja.

 Eloy Caloca se interesa en la mecanización de la tecnología como modelo de los fascismos en un mundo que mas allá de las máquinas pierde identidad y esencia adquiriendo los peores modos de lo político siguiendo lecturas específicas de Ramos.

Dos lecturas críticas llaman la atención: sobre Revueltas y sobre Paz, Sergio Lomelí y Tamara Donaji introducen el pensamiento crítico de Revueltas para replantear las inquietudes sobre la técnica que acompañan la dominación del norte sobre el sur global. Comparten la postura de Revueltas sobre la fetichización de la técnica y nos preguntamos si la fetichización no es realmente una de las grandes tecnologías de la producción de lo social y del sentido. Por su parte, en lugar de alertar por el uso de la tecno-lógica del capital y la transformación de los medios de producción en medios de destrucción, Paz, presentado en la lectura de Gabriel Alvarado-Natali ubica su preocupación por la técnica en medio del declive o declinación de la modernidad y la barbarie que eso comporta. Alvarado percibe una paradoja en el uso de “barbarie” para nombrar la esencia de la técnica y sus peores frutos.

Armando Villegas sorprende al introducir como problema el de la mano que ubica la pregunta por la técnica en la cercanía de las cosas a la mano (Heidegger) o la mano benjaminiana y derridiana con su potencia táctil de transformar y radicalizar las experiencias de mundo como puntos de partida para inventar una arqueología de la sensibilidad más allá de la percepción y más acá de la política de los cuerpos colectivos.  

Faltará mi texto por integrar a la línea genealógica planteada, pero me reservo comentarlo por prudencia y quizás pundonor.

Gracias

*Texto leído el 23 de marzo de 2023 en la presentación del libro “El pensamiento sobre la técnica en México”

.


Comparte este artículo
  • Facebook
  • Twitter
  • Delicious
  • LinkedIn
  • StumbleUpon
  • Add to favorites
  • Email
  • RSS

Francisco Barrón

Doctorante en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación como: “Memoria y Escritura”, “Políticas de la memoria”, “La cuestión del sujeto en el relato”, “Diccionario para el debate: Alteridades y exclusiones”, “Estrategias contemporáneas de lectura de la Antigüedad grecorromana” y “Herramientas digitales para la investigación en humanidades”. Se ha dedicado al estudio del pensamiento griego antiguo, francés contemporáneo y de los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin. Sus intereses son las relaciones entre la estética y la política, y los problemas especulativos sobre la relación entre la técnica, el arte, el lenguaje y el cuerpo. Pertenece a la Red de humanistas digitales.

You may also like...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>